Los seres humanos modernos evolucionaron en África hace
aproximadamente 200.000 años. Pero, ¿cómo logró nuestra especie poblar el resto
del mundo?
Esta pregunta ha intrigado a la comunidad científica por
décadas. Ahora, en la revista Nature se han publicado 3 estudios que realizan
una serie de análisis genéticos y los científicos de la Universidad de
Washington creen que han encontrado una respuesta.
En el estudio, tres equipos distintos de genetistas
recogieron cultivos de todo el mundo y llegaron a la conclusión de que todos
los actuales no africanos remontan su ascendencia a una sola población
emergente de África de hace entre 50.000 y 80.000 años.
"Creo que los tres estudios están diciendo básicamente
lo mismo", dijo Joshua M. Akey de la Universidad de Washington, que
escribió un comentario que acompaña al nuevo trabajo. "Sabemos que hubo
múltiples dispersiones fuera de África, pero podemos rastrear nuestra
ascendencia a una sola".
En la década de 1980, un grupo de paleontólogos y genetistas
inició la hipótesis de que los humanos modernos salieron de África solo una
vez, hace aproximadamente 50.000 años. Esqueletos y herramientas descubiertas
en sitios arqueológicos indican claramente que los humanos modernos vivieron
después de ese tiempo en Europa, Asia y Australia. Pero también existen
indicios de que algunos humanos podrían haber salido de África antes de hace 50.000 años, tal vez como parte de una oleada
anterior de migración.

Los tres equipos secuenciaron los genomas de 787 personas, y
obtuvieron exploraciones altamente detalladas de cada una. Los genomas fueron
extraídas de personas en cientos de poblaciones indígenas: los vascos, los
pigmeos africanos, los mayas, los beduinos, los sherpas y los indios Cree, entre
otros. El ADN de las poblaciones indígenas es esencial para entender la
historia humana, sin embargo, hasta ahora los científicos habían secuenciado genomas
enteros de muy pocas personas fuera de los núcleos de población de Europa y
China.
El Dr. Willersley y sus colegas reconstruyeron el genoma de cabello
de un aborigen australiano que quedó guardado en un museo en el 2011 y
encontraron variantes peculiares que no se encuentran en los europeos o los asiáticos.
En
colaboración con el Dr. David W. Lambert, genetista de la Universidad de
Griffith en Australia, secuenciaron 83 genomas de aborígenes australianos y 25
de gente en Papua Nueva Guinea, todas con una precisión mucho mayor que en el
estudio del Dr. Willersley de 2011.
Mientras tanto, Mait Metspalu del Biocentro de Estonia y si
equipo muestrearon
483 genomas de poblaciones de Europa y Asia. Por otro lado, David Reich,
genetista de la Escuela de Medicina de Harvard, y sus colegas reunieron
una tercera base de datos de genomas de los seis continentes habitados. El
proyecto logró secuenciar 300 genomas de alta calidad a partir de 142
poblaciones.
Al hacer el análisis de los datos por separado, los tres
grupos llegaron a la misma conclusión: todos los no africanos descienden de una
sola migración de los primeros seres humanos procedentes de África. Las
estimaciones de los estudios apuntan a un éxodo en alguna parte entre hace 80.000
y 50.000 años. A pesar de las investigaciones anteriores, los equipos dirigidos
por el Dr. Willersley y el Dr. Reich no encontraron ninguna evidencia genética
de que hubo una migración anterior que explique los genomas de la gente en
Australia y Papua Nueva Guinea. Pero el Dr. Metspalu y sus colegas encontraron
un resultado algo diferente.
En Papúa Nueva Guinea, el Dr. Metspalu y sus colegas
encontraron que el 98 % del ADN de cada persona se puede remontar a esa única
migración de África. Pero el otro 2 % parecía ser mucho más antigua. El Dr.
Metspalu llegó a la conclusión de que todas las personas en Papua Nueva Guinea
llevan una huella de ADN a partir de una oleada anterior de africanos que dejó
el continente hace 140.000 años, y luego se desvaneció.
La nueva investigación también sugiere que la fragmentación
del árbol genealógico humano comenzó antes de lo que los expertos habían
sospechado. El Dr. Reich y sus colegas encontraron que los antepasados de los
khoisan, los cazadores-recolectores que viven hoy en el sur de África,
comenzaron a separarse de otros seres humanos que vivieron hace unos 200.000
años y estaban completamente aislados 100.000 años atrás. Ese descubrimiento
sugiere que nuestros antepasados ya habían evolucionado comportamientos
observados en los seres humanos más modernos, como el lenguaje, hace 200.000
años.
En un cuarto artículo en la revista Nature,
los investigadores describen un modelo informático de la historia climática y
ecológica reciente de la Tierra. Esto demuestra que los cambios en los patrones
de lluvia abren periódicamente corredores de África en Eurasia que los seres
humanos pueden haber seguido en busca de alimento.
FUENTE: NYTimes