Científicos de NASA creen
haber resuelto finalmente, con
la ayuda del telescopio Kepler, el misterio de cómo se crearon las
condiciones para la vida en nuestro planeta y al parecer las erupciones solares
serían la causa. Lejos
de dañar la Tierra, las tormentas solares podrían haberla calentado lo
suficiente como para albergar vida, así como proporcionar los elementos
esenciales para crearla.
Conocida como la Paradoja
del Sol Joven y Débil, donde el problema es que las estrellas como nuestro
Sol brillan más a medida que envejecen, es decir, cuando la vida comenzó en la
Tierra hace 3.5 millones de años sólo habría recibido tres cuartas partes del
calor que tenemos hoy en día. Lejos de ser un lugar donde podría surgir la
vida, nuestra joven Tierra habría estado congelada.
Paradoja del Sol
Joven y Debil. Video: NASA Goddard
Una solución a esta paradoja
era que la Tierra tenía una atmósfera más gruesa que atrapaba más calor a
través de un efecto de invernadero. Sin embargo los resultados
recientes sobre la base de rocas antiguas en Australia muestran que el aire
era en realidad sólo la mitad del grosor de hoy, por lo que el problema era aún
mayor.
Al encuestar a cientos de
miles de estrellas, Kepler ha sido capaz de analizar estrellas similares al Sol
en sus diferentes edades. El equipo encontró que mientras que las estrellas más
jóvenes son más tenues, también son más propensas a tener violentas erupciones
con más frecuencia.
Estas
súper llamaradas solares pueden enviar miles de millones de toneladas de
partículas energéticas al espacio. Si la Tierra se encuentra en los
alrededores, estas partículas chocan contra nuestro campo magnético protector.
Cada siglo más o menos un evento gigantesco en particular puede causar graves
daños a nuestra infraestructura. Un Sol más joven podría haber estado desatando
diez de estos eventos al día.
Estas tormentas más violentas
habrían colisionado con un
campo magnético más débil en la Tierra más joven lo que significa que la
energía de habría llegado a la atmósfera y desencadenado las reacciones
químicas que dan convierten a las moléculas de nitrógeno en óxido nitroso y
cianuro de hidrógeno.
El óxido nitroso es un gas de
efecto invernadero increíblemente potente. Hoy oímos del dióxido de carbono en
nuestro aire, pero si la joven Tierra hubiera tenido solamente una centésima
parte del óxido nitroso que tenemos hoy, entonces suficiente calor quedaría
atrapado como para evitar que el agua se congele. El hecho de que las mismas
reacciones también pueden crear cianuro de hidrógeno, un elemento clave química
para la vida tal como la conocemos, es especialmente emocionante.
Sin embargo, esas mismas
tormentas solares que aparentemente originaron la vida en la Tierra, también
hicieron de Marte el lugar inhóspito que es hoy. La diferencia, la hizo
nuestro fuerte campo magnético. Esta nueva investigación puede añadirse a la
lista de requerimientos cuando busquemos vida en otros planetas.
FUENTES: SCIENCEALERT,
GIZMODO