El sábado 26 abril de 1986 a 3
kilómetros de la ciudad de Prypiat, Ucrania en la antigua Unión Soviética,
ocurrió uno
de los accidentes nucleares y desastres medioambientales más grandes de la
historia.
Aquella mañana durante una
prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento
súbito de la potencia en el reactor 4 de la central nuclear produjo el
sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la
explosión del hidrógeno acumulado en su interior.
Técnicamente, lo que los
científicos quisieron hacer fue experimentar con el reactor para comprobar si
la energía de las turbinas podía generar suficiente electricidad para alimentar
las bombas de refrigeración en caso de fallo (hasta que arrancaran los
generadores diésel). Lamentablemente, como todos sabemos, el reactor no aguantó
y explotó liberando materiales radiactivos que mataron inmediatamente a 31
personas y haciendo que evacuen a 116 mil personas.
Después del accidente, se
inició un proceso masivo de descontaminación, contención y mitigación que
desempeñaron aproximadamente 600 mil personas llamadas “liquidadores” en las
zonas circundantes al lugar del accidente y se aisló un área de 30 kilómetros
de radio alrededor de la central nuclear conocida como zona de alienación, que
sigue aún vigente.
Solo una pequeña parte de los
liquidadores se vieron expuestos a altos índices de radiactividad. Los trabajos
de contención sobre el reactor afectado evitaron una segunda explosión de
consecuencias impensables que podría
haber dejado inhabitable gran parte de Europa y Asia.
Aunque han pasado exactamente
30 años de aquel accidente, las consecuencias todavía están presentes en la
zona que comparten Ucrania y Bielorrusia. Por ejemplo un
reciente informe de la Agencia de noticias AP, afirma que la leche producida
en la zona cercana al accidente es 10 veces más radioactiva de lo que permiten
los niveles para consumo humano.
Los resultados de esta prueba
son de esperarse, porque de acuerdo a los especialistas la zona de exclusión de
30 km de radio alrededor del reactor estará contaminada y no será apta para los
humanos, al menos por
un periodo de 20 mil años. Sin embargo, animales,
plantas y otras formas de vida parecen haberse adaptado muy bien al hostil
ambiente.
FUENTE: IBTIMES,
SCIENCEALERT