Aunque existen muchas evidencias de la necesidad natural del
ser humano por la creencia en fuerzas espirituales o religiosas, una nueva
publicación, el libro afirma que el ateísmo no es una tendencia actual (aunque
definitivamente ahora sí podemos medirlo), sino que ha existido a lo largo de
la historia.
Esta afirmación es la afirmación es la proposición central
de un nuevo libro “Luchando
contra los dioses” de Tim Whitmarsh, profesor de Cultura griega de la Universidad
de Cambridge. El profesor sugiere que el ateísmo (que suele ser visto como un
fenómeno moderno) no solo era común en la antigua Grecia y Roma pre-cristiana, sino
que probablemente floreció en la mayoría de civilizaciones modernas de entonces.
El estudio cuestiona los dos supuestos que apuntalan los
debates actuales entre ateos y creyentes: En primer lugar, la idea de que el
ateísmo es un punto de vista moderno, y en segundo lugar, la idea de
"universalismo religioso", que dice que los seres humanos están
predispuestos de forma natural a creer en algo.
"En lugar de hacer juicios basados en la razón
científica, los primeros ateos hicieron objeciones universales acerca de la
naturaleza paradójica de la religión, sobre el hecho que acepta cosas que no se
conocen de manera intuitiva en el mundo. El hecho de que esto ocurría hace
miles de años sugiere que las formas de incredulidad pudieron existir en todas
las culturas, y probablemente han existido desde siempre", explica Whitmarsh.
Los primeros ejemplos, como los escritos ateos de Jenófanes
de Colofón son contemporáneas con el segundo templo de la era del judaísmo, y
son anteriores significativamente al cristianismo y el Islam. Incluso Platón dijo
que los no creyentes contemporáneos "no eran los primeros en haber tenido
este punto de vista acerca de los dioses".
Gran parte del ateísmo no ha sido escrito. La idea de universalismo
religioso se construye en parte en la idea de que las sociedades primitivas
eran religiosas por naturaleza, porque creer en Dios es algo predeterminado e inherente
para los seres humanos. Por el contrario, "los creyentes hablan del ateísmo
como si se trata de una patología o una fase particularmente extraña en la cultura
occidental moderna que pasará eventualmente".
Mientras que el ateísmo llegó en varias formas y tamaños,
Whitmarsh también sostiene que hubo movimientos organizados ateístas, como se
puede ver en el trabajo de los primeros pensadores (como Anaximandro y
Anaxímenes, que intentaron explicar por qué fenómenos como truenos y terremotos
en realidad no tenían nada que ver con los dioses), a través de escritores
famosos como Eurípides, cuyas obras criticaban abiertamente la causalidad
divina.
Uno de los más famosos grupos de ateos en el mundo antiguo,
los epicúreos, argumentaron que no había tal cosa como la predestinación y rechazaron
la idea de que los dioses tenían algún control sobre la vida humana.
A pesar de esto, Whitmarsh hace hincapié en que su estudio
no está diseñado para probar o refutar la verdad del ateísmo en sí. En la
primera página del libro añade: "yo, sin embargo, tengo la fuerte
convicción de que el pluralismo cultural y religioso, y el debate libre, son indispensables
para una buena vida”.
FUENTE: University
of Cambridge