El filósofo Karl-Otto Apel (1922-2017), ha fallecido el 15
de mayo a sus 95 años en el oeste de Alemania. Nació el 15 de marzo de 1922 en
Düsseldorf, estudió filosofía en Bonn y se dedicó a la docencia en la Universidad
de Maguncia, luego en la de Kiel y, finalmente, en Fráncfort. Sus grandes
preocupaciones filosóficas eran el lenguaje y la ética, y la relación entre
ambas.
Junto con Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Max
Horkheimer, Erich Fromm y Walter Benjamin formaron parte de la Escuela de Fráncfort
(fundada en 1923). Con Jürgen Habermas, forman parte de la segunda generación
del famoso centro de filosofía.
Fue autor de cientos de trabajos, artículos y numerosos libros.
Entre sus obras más importantes destaca La
transformación de la filosofía (1973). Su último trabajo, titulado Reflexión transcendental e historia
salió el mercado alemán en 2017. Apel lideraba junto con Jürgen Habermas una
corriente que podría llamarse genéricamente filosofía de la comunicación, una
ética del discurso que tenía la intención de reformular la teoría moral de
Immanuel Kant. Según Habermas fue el primero en introducir la filosofía europea
en el pragmatismo americano.
Su pensamiento hegeliano-marxista traía problemas debido al
auge del nazismo en aquella época, por lo que su pensamiento pasó a ser
denominado “teoría crítica” y el centro dejó de funcionar. Luego de la Segunda
Guerra Mundial, el Instituto recuperó su funcionamiento en torno a los trabajos
de Habermas y Apel.
Parte de su trabajo se centra en la “ética del discurso” o
“acción comunicativa”, donde afirma que la democracia empieza en el lenguaje.
Es a partir de la igualdad comunicativa que se puede facilitar la igualdad en
la capacidad de decisión, es decir, la participación en una ética colectiva de
aspiración universalista, como explica Francesc Arroyo para El País.
Mucho del trabajo de Apel coincide con el trabajo de
Habermas, a pesar de sus constantes debates y críticas del uno hacia el otro. Sus
trabajos se hallan sintetizados en un texto llamado La philosphie en Europe,
que está incluida en una obra colectiva dirigida por Raymond Klibansky y David
Pears y patrocinada por la Unesco.
Apel y Habermas se inician en el marxismo desde Kant, y
luego se encuentran con Hegel, que los lleva hacia el desarrollo de ideas sobre
la ética universal y la superación del subjetivismo, En una época donde existe
un auge del pensamiento relativista posmoderno encabezado por Foucault, Apel se
niega a renunciar a sus ideas de una ética universal, pero integra nociones
sobre la moral provisional, sin negar la posibilidad de una moral válida para
todos.
Para Apel es posible tener una ética universalista, y llega
a esta conclusión a partir de su propia experiencia con el pensamiento europeo,
altamente criticado por eurocentrista. Pero para Apel, existe una afinidad
interna entre la tradición del pensamiento europeo y su universalismo, lo que
expresa en su trabajo sobre la ética del discurso. El filósofo, luego de
revisar el pensamiento de Foucault y Lyotard, defiende que en el presente se tiende
a una ética pluralista y axiológicamente universal, explica Arroyo.
Para Apel, la comunicación es crucial en el proceso de decisión del ser humano, que se produce en la medida en que se reconoce al otro como libre e igual y se acepta debatir desde la racionalidad.
FUENTE: El
País
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