Cuando se trata de evaluar la información que fluye a través
de las redes sociales o se despliega en una búsqueda de Google, los jóvenes pueden
ser fácilmente engañados, según un nuevo informe de investigadores de la
Stanford Graduate School of Education.
El informe, publicado
por el Stanford History Education Group (SHEG), muestra una incapacidad
desalentadora de los estudiantes para razonar sobre la información que ven en
Internet. Los estudiantes tuvieron dificultades para distinguir los anuncios publicitarios
de los artículos de noticias o identificar de dónde provenía la información.
"Muchas personas asumen que debido a que los jóvenes
son fluidos en las redes sociales, son igualmente perspicaces sobre lo que
encuentran ahí", dijo el profesor Sam Wineburg, autor principal del
informe y fundador de SHEG. Las evaluaciones fueron administradas a estudiantes
de 12 estados. En total, los investigadores recolectaron y analizaron 7.804
respuestas.
Los investigadores comenzaron su trabajo en enero de 2015,
abordando la cuestión del "razonamiento cívico en línea" porque había
pocas maneras de evaluar cómo los estudiantes analizan la información que
encuentran en plataformas virtuales. Los
autores temen que la democracia se vea amenazada por la facilidad con la que se
desinforma a los jóvenes.
El nuevo informe abarcaba la alfabetización de las noticias,
así como la capacidad de los estudiantes para juzgar las fuentes de Facebook y
Twitter, comentarios dejados en foros, blogs, fotografías y otros mensajes
digitales que conforman la opinión pública. Las evaluaciones reflejaban
conceptos clave que los estudiantes debían poseer, como ser capaces de
averiguar quién escribió una historia y si esa fuente es creíble. Los autores
se basaron en la experiencia de profesores, investigadores universitarios,
bibliotecarios y expertos en noticias para desarrollar 15 pruebas, acorde a las
edades de los participantes.
Una evaluación requería que los estudiantes de secundaria
explicaran por qué no confiarían en un artículo sobre planificación financiera
que fue escrito por un ejecutivo de un banco y patrocinado por un banco. Los
investigadores encontraron que muchos estudiantes no citar la autoría o
patrocinio del artículo como razones clave para no creer el artículo.
Al evaluar preadolescentes, encontraron que más del 80 % creía que un anuncio patrocinado (que lo decía explícitamente) era una verdadera noticia. En adolescentes, se les pidió que evaluaran dos publicaciones en Facebook que anunciaban la candidatura de Donald Trump a la presidencia. Uno era de la cuenta verificada de Fox News y el otro era de una cuenta que parecía Fox News. Solo una cuarta parte de los estudiantes reconoció a la marca real, y más del 30 % de los estudiantes argumentaron que la cuenta falsa era más confiable debido a los elementos gráficos que contenía.

"Este hallazgo indica que los estudiantes pueden
centrarse más en el contenido de los medios de comunicación social que en sus
fuentes", escribieron los autores. "A pesar de su fluidez con las
redes sociales, muchos estudiantes desconocen las convenciones básicas para reconocer
información digital verificada".
Las evaluaciones a nivel universitario se enfocaron en
razonamientos más complejos. Los investigadores solicitaron a los estudiantes evaluar
la información que recibieron de búsquedas de Google, sosteniendo que las
búsquedas abiertas en Internet generan resultados contradictorios que
rutinariamente mezclan hechos reales y falsedades. Para evaluarlos, los
estudiantes tenían que determinar si Margaret Sanger, fundadora de Planned
Parenthood, creía en la eutanasia patrocinada por el estado. Una búsqueda
típica de Google muestra docenas de sitios web que abordan el tema desde
ángulos opuestos.
En otra evaluación, los estudiantes universitarios tuvieron
que evaluar la credibilidad de sitios web. Los investigadores descubrieron que una
buena producción web y enlaces a portales de noticias reconocidos, tenían la
capacidad de convencer a los estudiantes de que creyeran sin mucho escepticismo
en el contenido.
Los investigadores no piensan quedarse ahí, sino que quieren
elaborar contenido para que los educadores puedan trabajar estos temas con sus
alumnos, así como producir videos mostrando la profundidad del problema y
demostrar el vínculo entre la alfabetización digital y la ciudadanía informada.
"Como demuestran las noticias recientes, este trabajo es más importante
ahora que nunca", explica Wineburg. "En los próximos meses, esperamos
compartir nuestras evaluaciones y trabajar con educadores para crear materiales
que ayuden a los jóvenes a navegar por el mar de la desinformación que
encuentran en línea".